A
lo largo de los años, como capacitador en las aulas universitarias, coaching
individuales y cursos a empresas, uno de los temas más recurrentes que me
inquieta al momento de entregar mis conocimientos y experiencias, es la
consciencia de que mis alumnos necesitan previamente encontrar sentido al “por
qué” les sirve lo que a continuación tendrán que escuchar y compartir.
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Esta
inquietud nace de mi convicción de que el individuo es primeramente un ser
EMOCIONAL, que de acuerdo a la frecuencia en la que se encuentre, luego se
comporta y justifica racionalmente su actuar. En efecto, el elemento clave que
condiciona el verdadero cambio en nuestras vidas, no se centra en lo absoluto
en la simple información, en el campo de los argumentos, de lo concreto; sino
en el mundo de lo emocional, es decir, el campo de la denominada MOTIVACIÓN.
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Mucho
se ha escrito y hablado sobre la motivación; la dueña de casa que se siente
desmotivada por la rutina familiar o de su pareja, el funcionario que se
encuentra desmotivado en la empresa en donde trabaja, la estudiante que el día
Lunes ya no se entusiasma con volver a clases, etc, etc. Y así, nos ocurre a
todos en muchos momentos de nuestra vida.
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Aquí
entonces, surge la tradicional pregunta del “Cómo” motivarnos. Durante el
último tiempo me he dedicado a preguntar a mis alumnos y alumnas sobre lo que
los motiva durante el presenta año…bueno, la mayoría simplemente “no sabe”, y
los que saben plantean sus ideas y formulas principalmente relacionadas con
aspectos concretos y materiales como; Viajar, un automóvil, la casa propia,
comprar la ropa de temporada, fiestas, beber un trago, comer algo rico, jugar
con sus hijos, y otros.
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En
realidad, en el entorno en el que me desenvuelvo, me doy cuenta de que la
mayoría de la gente simboliza e incorpora sus objetivos de motivación (su
necesidad para motivarse) a aspectos físicos y que demandan un tiempo
relativamente prolongado para satisfacer sus supuestas reales necesidades.
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Evidentemente,
esta formulación de objetivos para lograr nuestra motivación, requiere de
cierto nivel de esfuerzo, el que no siempre se ve compensado con los
resultados; a muchos de los entrevistados que se propusieron viajar, aún siguen
con cierta incomodidad de no haber logrado sentirse como realmente querían.
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Por
ejemplo, la señora que se motiva a ahorrar durante todo el año con el objeto de
viajar a Cancún para descansar y pasarla bien, invitando a su marido para
compartir este viaje. En efecto, la señora está visualizando una necesidad
concreta, cuya estrategia la puede mantener motivada durante todo el año y a
riesgo de las circunstancias adversas que pudieran presentarse durante los
meses.
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Cómo
he hablado de la enorme importancia de la emoción en todo esto, me cabe la duda
de si el viaje a Cancún es el verdadero objetivo de motivación que necesita
aquella señora. Pues me parece que el tema es más profundo; en el individuo las
necesidades son siempre más básica y personales de las que estamos visualizando
como la “solución” a eso que nos mantiene desmotivados en la vida, aquella
necesidad que deseamos satisfacer.
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Al
respecto, disciplinas como la Programación Neurolingüística (PNL) y la
corriente psicológica Gestáltica, plantean la interrogante constructiva del
¿PARA QUÉ? (jamás en lo negativo del “Por qué” justificamos nuestros
comportamientos), planteamiento constructivo que nos motiva a perseguir lo que
deseamos conseguir con aquello que nos planteamos como objetivo de motivación.
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Al
respecto les comento lo siguiente...
A
través de un modelo fácil basado en Meta Objetivos propuestos por la PNL
(SCPNL), podemos formularnos objetivos para lograr una motivación real,
duradera y a corto plazo, es decir, menos de 1 años de ahorro como lo
visualizaba la señora se planteó la siguiente dinámica reflejada en el
recuadro;
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Como
el lector podrá apreciar, la pregunta del PARA QUÉ, con un promedio de 5 veces,
nos ayuda a encontrar nuestro verdadero objetivo de motivación, lo que antes
significaba 1 año de ahorro para la motivación con un viaje, hoy puede
significar sólo 1 mes de aplicación de opciones o estrategias para lograr
motivarnos de una manera más realista y acorde a nuestras posibilidades
económicas, así como espirituales.
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Finalmente,
y mediante este proceso, nuestra señora ha descubierto que la verdadera
necesidad que requiere satisfacer y, por ende, la que realmente la motiva, es
una mejora en la relación con su esposo. Y gracias a este replanteamiento, hoy
ella puede encontrar estrategias a su alcance para lograr mejorar su relación
con él; paseos, instancias íntimas de comunicación, regalos, actividades recreativas
en conjunto, etc...i
Estimados
amigos, que la motivación permanezca siempre en ustedes….un abrazo.-