Quizá muchas veces nos
hemos preguntado; ¿cuál
habrá sido el verdadero perfil que buscaba la empresa en donde tuve la
entrevista de trabajo?, o ¿por
qué no logré el darme a entender con el mínimo éxito cuando tenía mucho que
decir?...
Sin duda, algo al respecto podríamos indagar sobre qué pasó
y tal vez no se trate de lo que entendimos que nuestros interlocutores buscaban
en nosotros, pero lo que si es una absoluta verdad es que hoy en día, cada vez
más, las organizaciones consolidadas y las que están en vías de hacerlo,
requieren aumentar sus utilidades a nivel macro, no sólo con la demanda
conveniente para sus productos o servicios hacia el exterior, sino también
adentro de ella; sacarle partido a la gestión de los conocimientos y
experiencias del candidato, el saber ser, tanto como el saber hacer y,
efectivamente, la razón lógica es que esperan que el que desee ocupar el cargo
al menos tendrá que relacionarse en forma asertiva con los demás, contribuir al
clima de la organización, saber expresarse, y demostrar sus cualidades de
liderazgo y trabajo en equipo.
Claro!!..ya, entonces, nos
empezamos a dar cuenta que seguramente a partir de la entrevista no supimos
manejarnos en nuestras formas, dar una imagen clara y honesta, transmitir
energía y competencia para la postulación. Aquí es, entonces, en donde nos
podríamos detener a pensar que si no sabemos expresar muy bien el conocimiento
de quienes somos y hacemos, peor nos podría ir al momento de desarrollar otras
actividades sociales más complejas que requieran de nuestra responsabilidad.
Y
es que la organización moderna ya no se contenta con ahorrar tiempo y dinero
con las maquinarias y operarios que utiliza, sino que ahora el profesional debe
tener capacidad de autogestión, proactivos; es decir, la organización no desean
perder el tiempo y dinero valioso con alguien que en la práctica y durante
meses demuestre que no puede aportar con “algo
más” y ello porque cada vez las organizaciones desean tener
postulantes que ya vengan con los denominados “valores agregados”, un conjunto de
habilidades complementarias entre las que destacan las denominadas “habilidades
oratorias” para saber hablar y escuchar a los demás, para expresar óptimamente
lo que realmente deseamos dejar en la comprensión de nuestro interlocutor.
Lamentablemente muchos de nosotros, y como sucedería con el dentista, en tanto
se nos presenta una urgencia que amenaza nuestros dientes o puesto laboral, e
incluso nuestra relación personal, casi desesperadamente nos preocupamos de
buscar alguna ayuda, a veces sin lograr mucho éxito por lo poco ofertado o por
lo caro de este tipo de entrenamientos.
Cabe señalar que a este espacio de necesidades pertenecen los colegios,
institutos y universidades que, se supone, les cabe la responsabilidad de
prepararnos para la vida en los distintos ámbitos de nuestro desarrollo.
Al respecto me pongo a pensar que quizá la necesidad es tan obvia que no se
visualiza, en donde el departamento extra programático del establecimiento
ofrece taller de habilidades personales en forma electiva y sin estudios
previos que respalden tales iniciativas, luego y si no logramos el mínimo de
cupos para la realización del curso, simplemente este no se da…closed !!
Por mi experiencia como docente universitario con más de 6 años de trabajo en
la educación de este tipo de habilidades, observo que todos los establecimientos,
y sin excepción, adolecen de los mismos mecanismos…aunque paradojalmente todos
comentan y lo ven como de primera necesidad…poco se hace…y por último, la
inquietud que surge de este planteamiento, parece, debiera ser el detenernos a
reflexionar sobre cómo y a qué ritmo se está transformando nuestra vida con los
requerimientos cada vez más exigentes…aunque sea para ir “acorde a los tiempos”...hasta
pronto.-